José Francisco Peña Gómez: su historia y las frases que marcaron su legado
Peña Gómez. Fuente externa.
El 6 de marzo de 1937 nació José Francisco Peña Gómez en la loma de El Flaco, Cruce de Guayacanes, provincia Valverde, República Dominicana.
Hijo de una familia campesina, fue abandonado con apenas unos meses de vida, cuando la violencia se propagó en la zona fronteriza durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Sus padres huyeron para escapar de la persecución desatada tras la masacre de 1937.
Peña Gómez, maestro y locutor
A pesar de su origen humilde, Peña Gómez se formó en diversas áreas y desempeñó múltiples roles a lo largo de su vida. Inició su trayectoria laboral como maestro en diferentes localidades de Valverde y San Cristóbal, impartiendo clases entre 1952 y 1960. También trabajó como locutor y narrador deportivo en la emisora estatal “La Voz Dominicana” entre 1960 y 1961.
En el ámbito académico, estudió locución en la Academia Héctor J. Díaz en 1959 y continuó su formación en ciencias políticas en Costa Rica, Puerto Rico y Estados Unidos. En 1970, obtuvo el título de Doctor en Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y comenzó un doctorado en Derecho Constitucional y Ciencias Políticas en la Universidad de París.
Ingreso al PRD

El 5 de julio de 1961, tras el asesinato de Trujillo, ingresó al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), organización con la que se convirtió en una figura clave en la lucha contra los remanentes de la dictadura. Durante la revolución de abril de 1965, desempeñó un papel central como líder político, llamando a la población a movilizarse en defensa de la constitucionalidad.
Dentro del PRD, Peña Gómez ocupó distintos cargos, desde secretario de prensa y propaganda hasta la presidencia del partido, posición que asumió en 1986. Bajo su liderazgo, el PRD ganó las elecciones presidenciales en 1978 y 1982. En este último período, fue elegido alcalde del Distrito Nacional (1982-1986).
Aspiraciones presidenciales de Peña Gómez

Las aspiraciones presidenciales de Peña Gómez se vieron frustradas en varias ocasiones. En 1994, encabezó una contienda electoral marcada por denuncias de fraude. Su rechazo a los resultados condujo a la firma del Pacto por la Democracia, que estableció reformas como la doble vuelta electoral y la prohibición de la reelección inmediata. En 1996, obtuvo el 46% de los votos en la primera vuelta, pero en el balotaje enfrentó una alianza entre Joaquín Balaguer y Juan Bosch, quienes apoyaron la candidatura de Leonel Fernández.
Falleció el 11 de mayo de 1998, pocos días antes de las elecciones congresuales y municipales en las que el PRD resultó victorioso.
A continuación, frases que marcaron su legado:

«Un líder no puede tener resentimiento ni rencor anidado en el fondo de su corazón, tiene que ser bondadoso como el buen padre de familia que recibe en el seno del hogar al hijo descorreado que salió y volvió».
«Ni el destierro, ni el silencio forzado de la voz de un hombre bastan para suprimir los principios que defiende».
«Paciencia y perseverancia, dos virtudes imprescindibles en cualquier político que aspire a envolverse en las vestiduras del éxito».
«El gobernante que se reelige no tiene secretos para su pueblo, ni suscita nuevas esperanzas mientras los candidatos que no han llegado al poder pertenecen al plano de lo desconocido y provocan grandes expectativas».
«Los dirigentes podemos errar pero las masas nunca se equivocan ellas son la fuente de nuestras orientaciones y de nuestro destino».
«Una de las cosas de las que más me siento orgulloso es que nunca he aceptado el tatuaje de ninguna potencia extranjera, capitalista ni anticapitalista, comunista o anticomunista».
«Cada país debe ser libre de escoger su forma de gobierno, siempre que no ponga en peligro con ello la seguridad de todos».
«El líder no es solo el que administra un grupo humano cualquiera, sino el que sabe conducirlo y enderezar sus torcidas sendas».
«En un partido político de masas son imprescindibles los trabajadores manuales, pero también los son los intelectuales, porque son estos los que dan forma a las ideas, pensamientos y derechos de los primeros».
«El liderazgo político no es para guardarlo, como se encierra en un cofre a una joya, sino para arriesgarlo y ponerlo al servicio de la comunidad».
«La voz de mando de los grandes caudillos no tiene el encanto ni la potencia de antaño, porque las nuevas generaciones de hoy aspiran a un liderazgo moderno, de líderes que se consideren de carne y hueso, no semidioses, colocados por encima de la estirpe de los mortales».

«La paz de los de arriba está segura cuando los de abajo tienen acceso a la vivienda, al trabajo justamente remunerado, a la educación y al solaz».
«Un partido político no es un rebano sin pastor que se mueve en direcciones contrapuestas. Un partido tiene que tener una disciplina y una dirección centralizada».
«En política los simples deseos no cuentan si detrás de ellos, respaldándolos, no aparecen las acciones concretas».
«Un líder político, para llevar adelante sus planes, tiene que saber con lo que cuenta y jamás puede pretender ganar una batalla con las fuerzas del contrario».
«Si por algo me he distinguido en la vida pública es por mi amistad, por mi devoción a las clases humildes y a las masas trabajadoras. De mi no podrá esperarse una acción que perjudique a un obrero o que le quite el pan de la boca a una familia trabajadora. Lo que si deseo y estoy dispuesto a llevar a cabo por encima de todos los obstáculos, es impedir que los trabajadores sean explotados por los políticos o que se les utilice como simples instrumentos por partidos que obedecen a sus propios intereses aunque proclamen a todos los vientos que se hallan al servicio de las clases asalariadas».
«Solo un gobierno concertado entre el Capital Privado, la Sociedad Civil y Estado puede sacar al mundo de la crisis de hoy».
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